Consellería ha rectificado respecto al concierto de Bachillerato en el colegio diocesano Mater Dei. El propio consejero de educación, Vicent Marzá, convocó al director titular del centro, D. Miguel Abril, para comunicarle que se había cometido un error en la valoración. Mons. Casimiro López Llorente dio la noticia en el encuentro de preparación del Congreso Interdiocesano de Educación del sábado pasado. Una batalla ganada. Pero como quedó de manifiesto en las ponencias y mesa redonda, la educación desborda el ámbito escolar y las trabas administrativas. Es un verdadero reto a los padres, a la Iglesia y a la sociedad, y “es el momento que cada uno se plantee su papel a jugar”, como animaba el Obispo.
La fase diocesana del Congreso de Educación, que se desarrollará el 20-21 de octubre en Valencia, reunió a más de 200 personas que representaban los ámbitos implicados, desde la familia y el profesorado, hasta catequistas o educadores del tiempo libre como los scouts. Mons. López Llorente, acompañado por el Cardenal D. Antonio Cañizares, definió el horizonte de reflexión desde la introducción: “Los retos no provienen solo de las deficiencias educativas y las trabas en tener centros con ideario propio o la libertad de los padres”, se trata, tomando una definición de educación del Papa Benedicto XVI, de “conducir hacia la realidad , hacia una plenitud que nos hace personas”.
La Iglesia presenta una propuesta educativa clara: “Una formación integral que tiene en cuenta todas las dimensiones de la personas, también la religiosa”, afirmaba Mons. López Llorente. El Cardenal Cañizares advertía que en la educación actual se valoran los conocimientos prácticos, olvidando la persona y el bien común. “Somos conscientes de ello – declaraba – y por ello hemos creído que es hora de impulsar de forma decidida un concepto de educación en el que nos encontremos todos, conforme a la razón y la fe”.
A través de una video-conferencia – ya que por problemas de salud no pudo asistir- el cardenal D. Fernando Sebastián volvió a definir la educación: “Es enseñar el arte de vivir como personas”. Y citando al Papa Francisco: “La educación consiste en promover libertades responsables”. Todo ello implica una dimensión moral que toca “la voluntad, el querer, el amar, los ideales y el comportamiento”. Es necesario un modelo que ayude a ser –“La educación neutra no existe”, acababa de recordar el Obispo- y para los cristianos es Cristo: “Es el modelo supremo de existencia humana. En Jesús se nos revela la maravilla del ser humano”.
Así se justifica que la educación católica esté vinculada con la evangelización, de modo que en los colegios se tiene que “percibir” la fe, organizar actividades explícitamente evangelizadoras, y promover una formación veraz y práctica, en particular por el ejercicio de la caridad. Este proceso debería culminar en la elección de estado y vocación personal de los educandos: “Señor ¿qué quieres de mi? Esa es la oración cristiana adulta”.
Los agentes implicados en este desafío son la familia, el colegio y la parroquia. Como afirmaba mons. López Llorente, hay mucho en juego y nadie puede quedar indiferente: “Ni más ni menos se trata del futuro de nuestro niños, adolescentes y jóvenes. Una correcta educación es lo mejor que les podemos ofrecer”.
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